Abasolo.
Toponimia
El año de1828, el congreso del estado expidió un decreto mediante el cual la villa de Santillana cambio de nombre. Se le llamó Abasolo, para honrar al insigne héroe insurgente, don Mariano Abasolo.
Escudo
El año de1828, el congreso del estado expidió un decreto mediante el cual la villa de Santillana cambio de nombre. Se le llamó Abasolo, para honrar al insigne héroe insurgente, don Mariano Abasolo.
Escudo
HISTORIA
Reseña Histórica
A mediados del siglo XVIII, en el año de 1748, don José de Escandón y Helguera arribó al territorio que hoy constituye el Estado de Tamaulipas, para colonizarlo con el nombre de Nuevo Santander. Para ello fundó pueblos a los que denominó Villas, mísmas que con el paso del tiempo se transformarían en ciudades y cabeceras municipales. En el lapso de cuatro años, su obra colonizadora se extendió a todo el territorio, dejando sembrados asentamientos humanos que gradualmente progresaron, como las villas de Aguayo, (Ciudad Victoria), Santander (Jiménez), Soto la Marina, Güemes, Llera, Padilla, Hoyos (Hidalgo), etc.
Cuando dichas villas ya crecían y prosperaban, aun no aparecían en el escenario histórico la villa de Santillana, origen Primitivo de lo que hoy es Abasolo. El 26 de diciembre de 1752 fué fundada la villa de Santillana, a orillas de un arroyo, en un punto equidistante entre la villa de Santander y Soto la Marina. Fundado bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Santillana, se llamó Santillana para honrar a don Antonio de Mendoza, primer Virrey de la Nueva España y descendente del célebre marqués de Santillana. La naciente villa se pobló con 18 familias - 73 personas - provenientes de Santander, teniendo como capitán - mando político y militar - a don Tomás Conde.
Reseña Histórica
A mediados del siglo XVIII, en el año de 1748, don José de Escandón y Helguera arribó al territorio que hoy constituye el Estado de Tamaulipas, para colonizarlo con el nombre de Nuevo Santander. Para ello fundó pueblos a los que denominó Villas, mísmas que con el paso del tiempo se transformarían en ciudades y cabeceras municipales. En el lapso de cuatro años, su obra colonizadora se extendió a todo el territorio, dejando sembrados asentamientos humanos que gradualmente progresaron, como las villas de Aguayo, (Ciudad Victoria), Santander (Jiménez), Soto la Marina, Güemes, Llera, Padilla, Hoyos (Hidalgo), etc.
Cuando dichas villas ya crecían y prosperaban, aun no aparecían en el escenario histórico la villa de Santillana, origen Primitivo de lo que hoy es Abasolo. El 26 de diciembre de 1752 fué fundada la villa de Santillana, a orillas de un arroyo, en un punto equidistante entre la villa de Santander y Soto la Marina. Fundado bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Santillana, se llamó Santillana para honrar a don Antonio de Mendoza, primer Virrey de la Nueva España y descendente del célebre marqués de Santillana. La naciente villa se pobló con 18 familias - 73 personas - provenientes de Santander, teniendo como capitán - mando político y militar - a don Tomás Conde.
El 13 de noviembre de 1779 se reubicó a la Villa al sitio que actualmente ocupa. El año de1828, el congreso del estado expidió un decreto mediante el cual la villa de Santillana cambio de nombre. Se le llamó Abasolo, para honrar al insigne héroe insurgente, don Mariano Abasolo. La fundación de villa de Santillana no estaba contemplada en la lista de fundaciones proyectada por don José de Escandón, pero se hizo necesaria por razones de seguridad y conveniencia comercial; el historiador Alejandro Prieto describió lo siguiente: "Los vecinos de las villas de Aguayo, Hoyos y Santander tenían que realizar constantes viajes de Soto la Marina, tanto para proveerse de sal necesaria a su gasto y comercio, como para conducir al embarcadero del río de la Marina algunas pieles y grasa que embarcaban en una pequeña goleta destinada por Escandón para comerciar entre este pueblo y el puerto de Veracruz.
Los vecinos que concurrían con sus atajos al puerto de la Marina sufrían constantemente, entre Santander y dicho puerto, los ataques de los indios, que asolados en los montes de la Tamaulipa central, no desperdiciaban ocasión de hacer sus escaramuzas contra los transeúntes, quienes tenían que viajar reunidos en un gran número, prevenidos y armados, para defenderse.
Ante tales circunstancias de inseguridad, sugirieron a don José de Escandón la idea de establecer un nuevo pueblo entre las villas de Santander y Soto la Marina, para obligar a los indios a abandonar esta parte del territorio y así cesaran sus contínuos asaltos contra los viajantes. Un grupo de vecinos de la villa de Santander ofrecieron a Escandón irse a establecer a un sitio que consideraban ventajoso para la nueva villa. Escandón accedió a dar a los solicitantes la posesión de las terrenos señalados y extendió a uno de ellos, llamado don Tomás Conde, el nombramiento de capitán, encargándose de la administración de la nueva villa.
Y el 26 de noviembre de 1752, se fundó con el nombre de Nuestra Señora de Santillana, cerca de un arroyo. Eran 18 familias que contaban 73 personas, sus primeros pobladores. No recibieron apoyo alguno para su traslado. Tampoco se asignó sueldo del Real Erario al capitán Tomás Conde, ni tuvo para su resguardo piquete de tropa, por lo que tenían que defenderse de los indios, con escasas armas y sin experiencia en su manejo. Además de dichas desventajas, en Santillana no se designó un sacerdote para la administración religiosa del vecindario, de los cuales se encargaba el padre franciscano de la villa de Santander, que acudía en forma irregular.
A menos de media legua de Santillana se formo posteriormente una congregación de indios, al pie del Cerrito del Aire. Estos formaban la tribu llamada "inapanames", la cual padeció de falta de apoyos antes descritos: no fue declarada misión, ni ningún sacerdote se encargo de su administración, habiendo permanecido así por mas de cinco años, durante los cuales el capitán Conde los auxiliaba cuando podía con alguna carne y maíz, a cambio de que trabajaran en la formación y cultivo de pequeñas labores.
Los vecinos que concurrían con sus atajos al puerto de la Marina sufrían constantemente, entre Santander y dicho puerto, los ataques de los indios, que asolados en los montes de la Tamaulipa central, no desperdiciaban ocasión de hacer sus escaramuzas contra los transeúntes, quienes tenían que viajar reunidos en un gran número, prevenidos y armados, para defenderse.
Ante tales circunstancias de inseguridad, sugirieron a don José de Escandón la idea de establecer un nuevo pueblo entre las villas de Santander y Soto la Marina, para obligar a los indios a abandonar esta parte del territorio y así cesaran sus contínuos asaltos contra los viajantes. Un grupo de vecinos de la villa de Santander ofrecieron a Escandón irse a establecer a un sitio que consideraban ventajoso para la nueva villa. Escandón accedió a dar a los solicitantes la posesión de las terrenos señalados y extendió a uno de ellos, llamado don Tomás Conde, el nombramiento de capitán, encargándose de la administración de la nueva villa.
Y el 26 de noviembre de 1752, se fundó con el nombre de Nuestra Señora de Santillana, cerca de un arroyo. Eran 18 familias que contaban 73 personas, sus primeros pobladores. No recibieron apoyo alguno para su traslado. Tampoco se asignó sueldo del Real Erario al capitán Tomás Conde, ni tuvo para su resguardo piquete de tropa, por lo que tenían que defenderse de los indios, con escasas armas y sin experiencia en su manejo. Además de dichas desventajas, en Santillana no se designó un sacerdote para la administración religiosa del vecindario, de los cuales se encargaba el padre franciscano de la villa de Santander, que acudía en forma irregular.
A menos de media legua de Santillana se formo posteriormente una congregación de indios, al pie del Cerrito del Aire. Estos formaban la tribu llamada "inapanames", la cual padeció de falta de apoyos antes descritos: no fue declarada misión, ni ningún sacerdote se encargo de su administración, habiendo permanecido así por mas de cinco años, durante los cuales el capitán Conde los auxiliaba cuando podía con alguna carne y maíz, a cambio de que trabajaran en la formación y cultivo de pequeñas labores.
Por esa misma época se formó otra ranchería de indios, como a una legua de la villa, en la rivera de la purificación, hacia el lado sur. En ella se habían congregado alrededor de 400 indígenas, entre los que había indios de casta, matucanes, pasitas, inapanames, icopolos y comecamotes, que entraban y salían al poblado de Santillana.
Paulatinamente, esta comunidad indígena fué dejando su vida errante, atraída por el buen trato y los socorros que le proporcionaba el capitán Conde, el cual les había señalado varios terrenos para sus siembras y a falta de padre misionero que se encargara de la dirección y cuidado, el atendía a la inducción de los indios a la vida social, haciéndoles comprender las ventajas de vivir en orden y comunidad.
El capitán Conde proyecto la excavación de una zanja desde el arroyo que pasa por Santillana, con el fin de regar los terrenos sembrados. Los trabajos se realizaron con empeño y al no obtenerse el resultado deseado, el proyecto fué desechado. Los vecinos de Santillana, durante los meses secos del año en que las salinas de las lagunas de la costa se ponían a punto de ser cosechadas, emprendían el acarreo de sal con unos cortos atajos que para este fin tenían aperados, y formaban sus depósitos en este pueblo donde las internaban para las villas de Aguayo, Hoyos o Linares; sirviéndose de este recurso en los años de mala cosecha, para proporcionarse unas pocas cosechas en dichas villas, en donde el riego abundante de las labores hacía que aún en tiempos escasos de lluvia no se perdieran del todo loas siembras; como a menudo sucedía en otras villas y misiones.
Paulatinamente, esta comunidad indígena fué dejando su vida errante, atraída por el buen trato y los socorros que le proporcionaba el capitán Conde, el cual les había señalado varios terrenos para sus siembras y a falta de padre misionero que se encargara de la dirección y cuidado, el atendía a la inducción de los indios a la vida social, haciéndoles comprender las ventajas de vivir en orden y comunidad.
El capitán Conde proyecto la excavación de una zanja desde el arroyo que pasa por Santillana, con el fin de regar los terrenos sembrados. Los trabajos se realizaron con empeño y al no obtenerse el resultado deseado, el proyecto fué desechado. Los vecinos de Santillana, durante los meses secos del año en que las salinas de las lagunas de la costa se ponían a punto de ser cosechadas, emprendían el acarreo de sal con unos cortos atajos que para este fin tenían aperados, y formaban sus depósitos en este pueblo donde las internaban para las villas de Aguayo, Hoyos o Linares; sirviéndose de este recurso en los años de mala cosecha, para proporcionarse unas pocas cosechas en dichas villas, en donde el riego abundante de las labores hacía que aún en tiempos escasos de lluvia no se perdieran del todo loas siembras; como a menudo sucedía en otras villas y misiones.
En el arroyo que pasa por Santillana y cuyo nacimiento se localiza en los ojos de agua de Santander, se encuentran varias clases de peces y tortugas, de cuyos recursos se valían los vecinos mas necesitados, para sus alimentos y comercio. En los suburbios de Santillana, hay montes donde se encuentran maderas para la construcción de jacales y otros materiales para obras de mampostería. Esta villa, en cuanto a su población y riqueza, permaneció estacionaria en los primeros años de su establecimiento, y en 1757 - según datos de la estadística levantada por don José Tienda de Cuervo, inspector general de la colonia del Nuevo Santander - , tenia 473 habitantes en su demarcación, entre españoles e indígenas; a sus ganados caballar y vacuno ascendían a un mil 700 cabezas y el ganado menor a cuatro mil 250."
Hasta aquí la descripción que sobre Santillana escribió el historiador Alejandro Prieto. Cuando José Tienda de Cuervo levanto la estadística en 1757, la villa de Santillana era, en comparación con otras, la menos poblada, ya que tenia 73 habitantes, mientras que Aguayo llegaba a 908 habitantes; Soto la Marina, 278; Santander, 452; Padilla, 381; Güemes, 393;Casas aún no se fundaba; Real de Borbón (Villana ): 520; Llera: 279 y Hoyo (Hidalgo): 546 habitantes.
Todavía en 1873, Santillana - que ya para entonces se llamaba Abasolo -, seguía siendo la villa con menos población, pues contaba con 585 habitantes, en tanto que Aguayo llegaba 7,764; Jiménez: 2,628; Soto la Marina: 3,165; Padilla: 1,084; Güemes: 2,012; Hidalgo: 3,607; Llera: 2,424, etc. Sin embargo, Abasolo progreso con la agricultura y actualmente tiene mas habitantes que algunos de los pueblos antes señalados, además de una economía mas sólida y en ascenso.
En 1995, según el INEGI, Abasolo tenia 14,101 habitantes; Jiménez: 8,947; Padilla: 14,426, Villagrán: 7,587; Güemes: 16012, etc. El incremento demográfico en Abasolo sostiene un rítmo ascendente, propiciado por el arribo de familias atraídos por propiedad, ya que cuenta con tierras fértiles para la agricultura y recursos hidráulicos abundantes y aprovechados por modernas técnicas de irrigación. En materia urbanística cuenta con una infraestructura avanzada. Tan solo en cuestión de drenaje tiene 6 sistemas, contra otros municipios que solo cuentan con este servicio en sus cabeceras municipales. Santillana, hoy Abasolo, tuvo un origen modesto y una evolución lenta. En 1997, el esfuerzo y la unidad de sus habitantes, han colocado al municipio en un sitio de vanguardia en el progreso que vive la entidad.
Hasta aquí la descripción que sobre Santillana escribió el historiador Alejandro Prieto. Cuando José Tienda de Cuervo levanto la estadística en 1757, la villa de Santillana era, en comparación con otras, la menos poblada, ya que tenia 73 habitantes, mientras que Aguayo llegaba a 908 habitantes; Soto la Marina, 278; Santander, 452; Padilla, 381; Güemes, 393;Casas aún no se fundaba; Real de Borbón (Villana ): 520; Llera: 279 y Hoyo (Hidalgo): 546 habitantes.
Todavía en 1873, Santillana - que ya para entonces se llamaba Abasolo -, seguía siendo la villa con menos población, pues contaba con 585 habitantes, en tanto que Aguayo llegaba 7,764; Jiménez: 2,628; Soto la Marina: 3,165; Padilla: 1,084; Güemes: 2,012; Hidalgo: 3,607; Llera: 2,424, etc. Sin embargo, Abasolo progreso con la agricultura y actualmente tiene mas habitantes que algunos de los pueblos antes señalados, además de una economía mas sólida y en ascenso.
En 1995, según el INEGI, Abasolo tenia 14,101 habitantes; Jiménez: 8,947; Padilla: 14,426, Villagrán: 7,587; Güemes: 16012, etc. El incremento demográfico en Abasolo sostiene un rítmo ascendente, propiciado por el arribo de familias atraídos por propiedad, ya que cuenta con tierras fértiles para la agricultura y recursos hidráulicos abundantes y aprovechados por modernas técnicas de irrigación. En materia urbanística cuenta con una infraestructura avanzada. Tan solo en cuestión de drenaje tiene 6 sistemas, contra otros municipios que solo cuentan con este servicio en sus cabeceras municipales. Santillana, hoy Abasolo, tuvo un origen modesto y una evolución lenta. En 1997, el esfuerzo y la unidad de sus habitantes, han colocado al municipio en un sitio de vanguardia en el progreso que vive la entidad.
No cabe duda que lugares como la Cascada de Abasolo, bien vale la pena visitar y quedarse a disfrutar de cada maravilla que el Creador nos permite apreciar. Sus cristalinas aguas y la tranquilidad de su fresco viento nos transportan a un paraíso terrenal, donde el principal atractivo es la naturaleza y sus frutos.
Cada rincón está pensado para la sana diversión de cualquier familia que visite este bello lugar; y sobre todo ofreciendo la seguridad que sus hijos merecen.
Descripción
La Cascada ofrece un sin fin de bellezas naturales en las cuales se pueden realizar diversas actividades recreativas y deportivas tales como el kayak, paseo a caballo, paseo en lancha, cuatrimoto, bicicleta, cancha de arena de voleibol y pesca de diferentes especies como langostino, lobina negra, tilapia, bagre y robalo entre otros.
Una de sus principales atracciones es su gran tobogán que además de ser resbaladizo por el agua que va corriendo en su interior; ofrece a quienes se deslizan por el ya sea individualmente o en grupo terminar su entretenido viaje en las calidas aguas del río.
Sin lugar a dudas, quien conoce la Cascada de Abasolo, querrá regresar para quedarse por más tiempo.
Para ello, si desea hacer su reservación con tiempo se puede comunicar a los siguientes números de celular: 01-834-10-9-85-67 y 01-834-10-9-86-32 y así poder disfrutar de un fin de semana muy agradable
Cada rincón está pensado para la sana diversión de cualquier familia que visite este bello lugar; y sobre todo ofreciendo la seguridad que sus hijos merecen.
Descripción
La Cascada ofrece un sin fin de bellezas naturales en las cuales se pueden realizar diversas actividades recreativas y deportivas tales como el kayak, paseo a caballo, paseo en lancha, cuatrimoto, bicicleta, cancha de arena de voleibol y pesca de diferentes especies como langostino, lobina negra, tilapia, bagre y robalo entre otros.
Una de sus principales atracciones es su gran tobogán que además de ser resbaladizo por el agua que va corriendo en su interior; ofrece a quienes se deslizan por el ya sea individualmente o en grupo terminar su entretenido viaje en las calidas aguas del río.
Sin lugar a dudas, quien conoce la Cascada de Abasolo, querrá regresar para quedarse por más tiempo.
Para ello, si desea hacer su reservación con tiempo se puede comunicar a los siguientes números de celular: 01-834-10-9-85-67 y 01-834-10-9-86-32 y así poder disfrutar de un fin de semana muy agradable
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